lunes, 4 de abril de 2011


Ella podría hacerte el amor y desconocerte al día siguiente.
Amarte esa noche y confundirte con su silencio.

¿Qué estará pensando?
¿Se lo habré hecho bien?
Hacerle un cumplido y responderte con una risa que te dice:
 "Me desnudé sin esa necesidad de palabras".
Marearte con la poesía de su desgracia evidente con el amor, en resumen, no lo conoce.
Contrariarse: "Te quiero, pero no quiero tenerte".

No habrá nada más, no me lo permite.

No nos tomaremos de la mano.
No nos besaremos en público.
Siempre me dirá "no" a la pregunta universal que se hace después de tanto tiempo juntos en la cama.

Es diferente.
Actúa como un desesperado intento de no sentir, pero termina diciéndote cuanto necesita de ti.

Su bipolaridad es lo que aún me mantiene ahí, a la espera de una nueva frase trascendental que se me queda grabada como su distintivo; o de una noche más de sexo experimental (aún somos novatos).

La distancia y la costumbre es lo que aún nos mantiene.

-¿La amas?
-No, pero es difícil (y no quiero) desprenderse de una persona así.
-No te entiendo.
-Nadie nos entiende.


Vino a mi mente un suceso que no ha ocurrido: "soñé conmigo" Aún cuando nunca ha pasado que yo aparezca en mis sueños, pensé en...