Ya la gente no quiere juntarse con personas tristes, porque se ha comprobado que se contagia,
y además les fastidia la vida.
La tristeza es una enfermedad, no una poesía, pero se escribe muy bien bajo sus desperfectos.
Ya no sé si reír y seguir viviendo o ponerme a llorar para que me salga un bonito cuento.
Te extraño, tanto que no me ubico, ya no me hallo.
Que me he vuelto tan vulgar, no por mi falda corta y pintura de prostituta, sino por mis chicles de las máquinas de a peso, porque mis ideas ya no me cuadran ni amí, ni a mi mamá que me dice loca porque es mi tercera carrera, vulgar no porque me dieron por el culo y no me volvieron a llamar, o porque acabo de decir culo; vulgar, vulgar porque te extraño y ando por la calle como si nunca hubiera sido yo y alguien mas me habitara.
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